Oscar Silvetti
Director
Comencé la actividad profesional en el Valle de Río Negro y Neuquén en 1969, a donde regresé luego de ir a estudiar a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA.
El inicio coincidió con un período de prosperidad en la zona que me permitió encarar la realización de obras de variada escala y temática, consolidando las bases de un Estudio con gran inserción en la región.
Paralelamente a los trabajos propios, integrando el Estudio García Vázquez, Resnnick Brenner, participé en la dirección técnica de grandes conjuntos de viviendas.
Desde esos tiempos y hasta la fecha, cada obra que se me encargó significó un desafío. Dar una respuesta que contempla adecuadamente el Plan de necesidades del comitente, con un lenguaje coherente con nuestro entorno y la tecnología disponible. Edificios bien construidos a costos razonables y que funcionen correctamente.
Superado ese umbral, que considero mínimo, la búsqueda se sitúa en el ámbito de las emociones.
Que la arquitectura sea un aporte importante a la calidad de vida del que la ocupa. Que los espacios que recorre le brinden algo más que refugio.
Mantener estas premisas no fue ni es tarea fácil cuando se trata de trabajar en un medio donde los altibajos políticos y económicos impiden una mínima planificación.
Formar un equipo de trabajo consistente con lo pretendido tampoco lo es. En estos 40 años de actividad muchos fueron los profesionales que lo integraron. El intercambio de opiniones, la integración de las distintas discliplinas que abarca la construcción, son imprescindibles para el logro de los objetivos. Mi reconocimiento especial para la arquitecta Dora Martín.
Director
Comencé la actividad profesional en el Valle de Río Negro y Neuquén en 1969, a donde regresé luego de ir a estudiar a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA.
El inicio coincidió con un período de prosperidad en la zona que me permitió encarar la realización de obras de variada escala y temática, consolidando las bases de un Estudio con gran inserción en la región.
Paralelamente a los trabajos propios, integrando el Estudio García Vázquez, Resnnick Brenner, participé en la dirección técnica de grandes conjuntos de viviendas.
Desde esos tiempos y hasta la fecha, cada obra que se me encargó significó un desafío. Dar una respuesta que contempla adecuadamente el Plan de necesidades del comitente, con un lenguaje coherente con nuestro entorno y la tecnología disponible. Edificios bien construidos a costos razonables y que funcionen correctamente.
Superado ese umbral, que considero mínimo, la búsqueda se sitúa en el ámbito de las emociones.
Que la arquitectura sea un aporte importante a la calidad de vida del que la ocupa. Que los espacios que recorre le brinden algo más que refugio.
Mantener estas premisas no fue ni es tarea fácil cuando se trata de trabajar en un medio donde los altibajos políticos y económicos impiden una mínima planificación.
Formar un equipo de trabajo consistente con lo pretendido tampoco lo es. En estos 40 años de actividad muchos fueron los profesionales que lo integraron. El intercambio de opiniones, la integración de las distintas discliplinas que abarca la construcción, son imprescindibles para el logro de los objetivos. Mi reconocimiento especial para la arquitecta Dora Martín.